En el texto se asegura que la miss vulneró dos obligaciones que tenía con la empresa organizadora de los concursos de belleza más importantes del país, pues incumplió compromisos (como no asistir a Bulevar Carnaval) y faltó a la cláusula de prohibición de publicidad de controversias (pues las misses deben abstenerse de emitir juicios o dar detalles de asuntos polémicos a medios de comunicación masivos), justo cuando se cumplieron los diez días del plazo que dio María Teresa a su agencia para que, en calidad de la segunda mujer más bella del país, sea enviada al Miss Universo, dado que la ganadora del primer lugar en el Miss Bolivia, Olivia Pinheiro, había declinado su participación en dicho certamen.
Don ‘Negro’ Limpias, como se conoce mejor al esposo de Gloria Suárez, directora de Promociones Gloria, argumenta en la carta que la Miss Bolivia Mundo “penosamente no asistió” a una reunión el viernes 4 de febrero “para atender sus dudas y reclamos”. Consultada telefónicamente por Sociales, María Teresa manifestó sentirse tranquila porque siempre actuó de forma transparente. “Resulta que incumplí el contrato por haber dado notas de prensa. O sea, querían que salga corriendo cuando los periodistas me pregunten algo (sobre la renuncia de Olivia Pinheiro y la decisión de Promociones Gloria de elegir otra miss para el reinado universal)”.
La maniquí afirmó que seguirá con su afán de hacerse respetar. “Lo que hicieron conmigo fue un atropello. Quiero que esto no se repita con nadie”, dijo.
Lo dijo
Estoy tranquila. Siempre actué de forma transparente, con la verdad en la mano”
Ma. Teresa Roca
Una muestra de soberbia absoluta
Rildo Barba / Periodista
Lo que ha hecho Promociones Gloria al rescindir contrato con María Teresa Roca y, por ende, quitarle el título de Miss Bolivia Mundo es soberbia absoluta. Con tal de no admitir un error y seguir con el plan de elegir a otra delegada para el Miss Universo, decidió salirse por la tangente.
El argumento de que la chica divulgó a la prensa un asunto entre ella y la empresa no es válido para nadie que tenga cuatro dedos de frente. Éste no es un asunto de marido y mujer, del dueño de una casa y su inquilino, del suegro y el yerno... Al ser María Teresa Roca ‘embajadora de la mujer boliviana’ incumbe a buena parte del país. ¿Acaso el resultado del certamen de belleza no ilustra las portadas de todos los diarios nacionales? Quizá el problema no afecte económica ni políticamente al país, pero sí que, ahora más que nunca, interesa.
Aparentemente, el contrato tiene una cláusula que coarta la libertad de expresión de la miss y, de paso, obstaculiza la libertad de prensa. ¿Tenía que callar María Teresa ante los periodistas? ¿Hacerse la del otro viernes? ¿Meterse bajo su cama? O peor, ¿quedarse calladinga?
Con legítimo derecho, la beniana peleaba por que se le dé la oportunidad de representar a Bolivia en el Miss Universo, ante la declinación de quien la ganó en el concurso nacional. El orden de sucesión lo conocen aquí y en Rusia. Y digo Rusia porque cuando la reina de este país en 2002 no pudo cumplir con sus obligaciones como Miss Universo, la organización la cambió por la panameña que había ocupado el segundo puesto.
Eso sucede con las misses y hasta con los presidentes de países (acuérdense de quién quedó en el lugar de Goni cuando éste se fue del país).
Hay quienes piensan que esto es una falta de seriedad y de respeto no sólo con María Teresa, sino con los bolivianos. ¿Volverá a anunciar el maestro de ceremonias en el próximo Miss Bolivia que la que quede de segunda sustituirá a la primera en caso de fuerza mayor?
Ojalá que este problema sirva de experiencia a las futuras candidatas al certamen nacional a revisar bien las cláusulas del contrato y no firmar si no están plenamente convencidas de que tienen igualdad de obligaciones como de derechos. No es la primera vez que una miss es protagonista de controversias. La lista es larga y ninguna fue destituida.
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