“Es un título que me enorgullece enormemente. No se entregará nunca más y ahora es mío”, manifestó la cruceña Flavia Foianini, que gracias al Miss Bicentenario obtuvo el pase para el certamen Miss Bolivia, a realizarse el 21 de mayo en Sucre, en el marco de los festejos de los 200 años del primer grito libertario de América.
El centro cultural Orígenes, que sirvió de escenario del certamen, estuvo repleto de un público entusiasta, que aplaudió de buena gana a todas las candidatas, pero especialmente a las chuquisaqueñas y a la cruceña. La tarijeña Doris Vargas, que obtuvo la corona de Señorita Bicentenario, llevó su propia barra, compuesta por familiares y amistades.
Previo a la elección, hubo un show para coronar a la Miss Chuquisaca, Claudia Arce, y a la Miss Sucre, Laura Ramos, que competirán en el reinado nacional. Ambas beldades recibieron sus símbolos reales en medio de una cueca, diablada y una danza japonesa.
Luego vino el concurso. Las candidatas se presentaron en trajes de baño y de gala. A la mayoría de las figuras les faltó trabajo: se las vio pasadas de peso y con celulitis. Al final, tras una lenta suma de la puntuación de los jurados, se dio el veredicto: Miss Bicentenario era Flavia Foianini; Señorita Bicentenario, Doris Vargas, y la primera finalista, la chuquisaqueña Adriana Delgadillo.
Lo que es, es; era Flavia y nadie más
Rildo Barba Periodista
¿Triunfo cantado el de Flavia Foianini en el Miss Bicentenario? Quizá, pero sólo porque era la mejor de un grupo de diez muchachas de todo el país.
La cruceña llamó la atención desde que llegó a Sucre el domingo; su belleza, porte y simpatía conquistaron, luego, al jurado calificador, que la eligió representante del hecho histórico de 1809 junto a la delegada de Tarija, Doris Vargas.
El concurso fue una especie de Miss Bolivia en chiquitito, sólo que en este certamen las que ganaron y la chuquisaqueña Adriana Delgadillo, primera finalista, eran las únicas que merecían quedarse con la corona o, mejor dicho, estar en una competencia de belleza.
Hubo chicas, como la de Pando, una de Oruro y otra de Chuquisaca, que no tenían nada que hacer en un evento como éste. ¡Sin espejos las pobres!
Si bien la mayoría de las concursantes había quedado de terceras, cuartas y hasta de quintas en sus certámenes departamentales, la convocatoria emitida por Promociones Gloria hace casi dos meses buscaba chicas con o sin experiencia en reinados y no fue una imposición que sean salidas de anteriores eventos y menos que hayan tenido ascendencia chuquisaqueña.
Flavia no compró ni mucho menos pataleó para que le creen el Miss Bicentenario y sea ella la ganadora.
Felizmente (aunque algunos se mueran de envidia), la chica tiene suerte. No fue admitida en el Miss Santa Cruz porque el cupo ya se había cerrado cuando decidió ir tras la corona y surgió este certamen a solicitud de la municipalidad de Sucre y del Comité del Bicentenario. Lo ganó el martes, con el público (casi todo sucrense) aplaudiéndola eufórico y cinco miembros del jurado (eran siete) expresando: lo que es, es. Era Flavia y nadie más.