Luego de concitar gran expectativa durante casi un mes, el certamen de Miss Universo, realizado en Filipinas ha brillado con esplendor. Asia y Latinoamérica son los continentes donde más relevancia e interés se le brinda a este tipo de eventos con el correspondiente despliegue del lujo e impresionante infraestructura para mostrarle al mundo las mujeres más bellas del planeta. Miss Universo, es también una cita en la que diseñadores y expertos en belleza y pasarela "compiten" junto a las candidatas por alcanzar los primeros lugares.
Quienes piensan que las decisiones se toman en vivo en esa noche del gran evento, yerran. Un mes antes, cuando se van concretando las diversas competencias: Presentación traje de baño, traje nacional de fantasía, traje de noche, las candidatas van siendo calificadas y evaluadas en muchos aspectos, también a través de un sistema online, que nos deja una duda: ¿cuál la relación poblacional respecto al voto?
Dura labor para los jueces que deben decidir entre siluetas increíbles y rostros perfectos. Si de colores y diseños de trajes de noche hablamos, diremos que primaron los dorados, rojos y nude, muchas colas y transparencias. Pero hay más, este concurso ya no es solo de envolturas, hubo candidatas que escribieron una novela, luchan contra la ceguera o son soldados, añadiendo un "plus" más humano al papel que se suele asignar a una "Miss".
Uno de las más esperadas competencias, la de los trajes nacionales, sorprendió con alegorías inspiradas en la riqueza y diversidad cultural de sus naciones aderezada con una alta dosis de fantasía y buen gusto. El título al mejor traje nacional de fantasía fue para Myanmar, personificando a una tradicional marioneta, escenario y todo, demostrando así algo que se había repetido hasta el cansancio: se presentan alegorías. En esta categoría, Bolivia con Antonella Moscatelli, estuvo en el top de los mejores quince, honroso lugar entre 86 países considerando la belleza e increíble trabajo presentado por los restantes participantes, con coreografía y teatralización incluidas.
Este año la corona recayó en la bellísima Miss Francia, Iris Mittenaere, en tanto que Raquel Pelissier de Haití y Andrea Tovar de Colombia, alcanzaron la segunda y tercera posición.
Para quienes soñaron con Haití o Colombia ganando la ansiada corona (confieso estar entre ellos) solo resta recordar que en estos certámenes también priman criterios de equilibrio político y regional, baste decir que Europa no obtenía el reinado universal desde 1990. Desde luego, la bella francesa dejará un memorable recuerdo del primer mundo al resto del planeta.
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