Quien ciña la corona sabe que debe renunciar a su vida privada y ‘normal’ durante un año, tiempo en el que pasa a ser de ‘total propiedad’ de la organización Miss Universo.
Este año 89 representantes de distintos rincones del planeta quieren vivir esa experiencia y en San Pablo están haciendo méritos para salir vencedoras.
Hay candidatas para todos los gustos, pocas como Miss Venezuela, según el organizador de certámenes de este país, Osmel Sousa, que después de tanta insistencia confesó que personalidad, belleza y desenvolvimiento no son suficientes. “Deben tener una luz interna que las proyecta”, según sus propias palabras.
El concurso se realiza en tiempos en que el debate sobre la anorexia y la bulimia proponen que estos males deban ser exterminados de las pasarelas. Italia ya dio el primer paso, exigiendo a las aspirantes a la corona que estén por encima de la talla 40. La iniciativa no ha hecho eco en otros países, pues la talla mencionada es impensable para las candidatas y sus directores.
“Ellos tienen otro concepto de la belleza que también apoyo, pero no va a funcionar para el resto del mundo”, manifestó Katty Pulido, una venezolana que ha ganado prestigio desde 1982 como preparadora de misses. “No estoy de acuerdo con la anorexia, pero sí creo que cada mujer se debe mantener bien de acuerdo a su peso y su talla. No me gusta la delgadez, pero en esta versión de Miss Universo veo mucha delgadez”, dijo.
El lugar de la próxima sede de Miss Universo aún es un misterio, y Bolivia, que ‘coqueteó’ con esa posibilidad este año, no está descartada por los organizadores, pero manifestaron que pasarán muchos años hasta que vuelva a ser tomado en cuenta.
Por ahora el país está latiendo junto a nuestra delegada, Olivia Pinheiro, que ha causado buena impresión y que de ubicarse entre las 16 semifinalistas retornaría victoriosa, después de una campaña mediática en la que el polvo se levantó por su edad (tiene 27 años) y por la sospecha de que estaba fuera de norma para participar. Con una excepción de por medio hecha por los organizadores, es evidente que a pesar de todo, ahora Olivia es Bolivia.
«Agradezco el cariño de la gente»
Olivia Pinheiro | Miss Bolivia
Perseguida por la prensa y los missiólogos, nuestra delegada nos dedicó unos minutos para conversar con ella - ¿Dirías que estás nerviosa o ansiosa? - Estoy muy feliz de poder estar aquí, me siento muy emocionada ya en la recta final, esperando el lunes para dar un gran show, que es para lo que me he estado preparando todo este tiempo. - ¿Qué sentís de que te mencionen entre las favoritas en portales de Internet y periódicos? - Ese siempre fue mi objetivo, ese era el propósito que tenía desde que llegué acá. El hacerme notar, el marcar presencia y que el nombre de Bolivia sea escuchado. Estoy bastante positiva y espero que el lunes pueda oír el nombre de mi país entre las finalistas. - ¿Qué va a pasar cuando acabe el Miss Universo? - Voy a volver a Santa Cruz, me quedan trabajos pendientes y cuando ya se calme mi vida en esta etapa de modelo y miss pienso retomar mi profesión. En Unicef (un proyecto con la Gobernación en el que asesora como sicóloga) me están esperando de vuelta, ese es el trabajo que siempre he hecho y es a lo que quiero volver y a lo que quiero dedicarme. - Dada la gran palestra que es el Miss Universo, ¿estarías dispuesta a aceptar ofertas del exterior si se te dan? - Estoy dispuesta a cumplir con lo que Dios tenga marcado en mi camino, si eso es lo que desea para mí yo lo voy a tomar con ambas manos. Mi premisa es trabajar lo mejor que pueda y darlo todo. - Después de tanta polémica, ¿qué les decís a los que no estaban de acuerdo con tu representación? - Solo quiero agradecer el cariño que recibí de muchas personas, fueron ellos mi gran motivación para que yo pueda estar aquí y poder llamarme Bolivia. - ¿Vas a estar en la Feria Exposición? - Voy a estar trabajando con Paceña y estoy contenta por ello.
Bellezas. Algunas candidatas a Miss Universo en uno de los últimos ensayos, previo a la final que tendrá lugar hoy en el Credicard Hall, en la ciudad brasileña de San Pablo
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