El concurso nacional de belleza volvió a ser una pasarela de lujo

Es uno de los momentos más esperados en todo certamen de belleza, ya sea local, nacional o internacional. La presentación de las participantes con sus trajes de noche no solo las involucra a ellas, su elegante caminar y posar, sino también a quienes estuvieron a cargo de la elaboración de su vestuario.
El reciente Miss Bolivia volvió ser una pasarela de ‘gran lujo’, como lo ha sido en otros años. Se vio verdaderas obras de arte de la costura, vestidos sentadores, modernos y muy bonitos, pero también otros que han perjudicado a una candidata, que se ha notado la falta de prolijidad en las costuras y bordados, y hasta telas arrugadas.
Como en todo evento de belleza, se ve de todo un poco, aunque en la retina del público quedan aquellos trajes elegantes y bien realizados.
Una vez más los diseñadores cruceños demostraron que son los mejores en este oficio, de elaborar trajes de gala. Se notó la diferencia en su trabajo, tal vez porque tienen más experiencia en desfiles de moda y más años en el oficio.
Ernesto Barahona fue el que más trajes confeccionó, estuvo a cargo de cinco de ellos. Los colores fueron variados, desde los tonos suaves hasta los fuertes. Las aberturas y capas también estuvieron presentes, y lo que no se vio fueron grandes escotes ni sugerentes transparencias. Al parecer los diseñadores no quisieron arriesgarse y se fueron a lo seguro, a lo discreto.

Sugerencias
Desde hace una década los productores de moda del concurso Miss Universo sugieren que los vestidos de gala que escojan las participantes sean fluidos o amplios en la falda, para que les dé la posibilidad de dar pasos largos, de hacer giros al estilo de un ‘fashion show’.
Y es que los desfiles con traje de gala de los concursos, cada vez más se asemejan a los eventos de moda. Las candidatas tienen que subir y bajar gradas rápidamente, por ello es que les piden trajes que les den facilidad de movimiento. Nada de trajes bien estructurados o tubos hasta los pies.

Srta. Litoral. Elegante y sentador fue este vestido de gala, con un gran collar de cristales, que le daba un toque sobrio; fue elaborado por Keny Gutiérrez