lunes, 13 de agosto de 2012

Alexia: « Extraño salir de chinelas a tomar un helado »

Desde que obtuvo el título de Miss Bolivia 2012, Alexia Viruez dedica su tiempo completo a prepararse para el concurso Miss Universo 2013. Pasa clases de inglés, va al gimnasio, mejora su técnica de modelaje, se instruye en temas de protocolo y asiste a numerosos compromisos que le exige su título. También trabaja como modelo. “Es un año muy intenso”, afirma con una sonrisa y una expresión de frescura, la que le da la edad, pues cumplió 18 el 4 de mayo. Frescura que en ella resalta por su belleza y por el brillo de sus ojos. Pero eso no es todo; pese a su corta edad, muestra una gran determinación, quizá heredada de su abuelo, John Píctor Blanco, el famoso boxeador cruceño, que gestionó la construcción del coliseo deportivo que ahora lleva su nombre. Alexia habla con soltura.

- ¿Cuáles son los proyectos que de momento has dejado postergados?

- Planeo estudiar Ingenieria Comercial y me gusta Sicología. La idea es poder estudiar las carreras juntas. Bueno, hay muchas cosas que me gustan, también la gastronomía, pero ya en un plano personal. Además con mamá tenemos el proyecto de una fundación.

Mi mamá con mi papá trabajan vendiendo electrodomésticos al crédito. Ahora están en el proyecto de emprender su propio negocio. Tienen bastante experiencia y esperemos que nos vaya bien ahora.

En el hospital Japonés, Alexia vivió de cerca el sufrimiento de Pedro Alpiri, un niño de 13 años. La familia del niño no tenía cómo pagar sus medicamentos y su salida del hospital. Aunque fue dado de alta, el pequeño permaneció allí y contrajo una infección que fue la causa de su muerte.

Esta experiencia marcó a Alexia, cuenta su madre, Aida Píctor. Por eso la joven planea crear una fundación solidaria.

“Ya estamos viendo la posibilidad de contactarnos con algunas entidades para obtener ayuda. Yo espero que hasta fin de año podamos comenzar. Además con el título de Miss Bolivia se dan más posibilidades, porque cuando sos una persona normal no te llega ayuda”, dice.

- ¿Sientes ese cambio radical de haber dejado de ser una persona normal?

- Lo siento especialmente en la presión. A veces, por ejemplo, una está cansada o sin ánimo y no te das cuenta, estás seria, y la gente ya piensa que eres una rara, pero no es eso. Como persona normal tenés el derecho de cansarte, a no estar riendo todo el tiempo, pero nosotras no podemos. Ahí se siente más, las presiones de algunas responsabilidades, pero después no, en mi casa tengo una vida normal, con mis hermanos y mi familia.

- ¿Cuál es tu experiencia como hermana primogénita?

- El mayor es el que recibe más corrección. Mi madre ha sido más estricta conmigo que con mis hermanos, y al final eso me parece muy bien, porque he aprendido muchísimo. Siempre tenés más responsabilidades, no podés fallar porque si lo hacés fallan tus hermanos.

- ¿Tuviste la responsabilidad de cuidarlos?

- Sí, por el tiempo en que mis padres se fueron a trabajar a España. Se fueron como tres años. Ellos se fueron con mi hermanito menor y yo me quedé con mi hermana, compartía todo con ella, siempre estaba pendiente de ella, de la hora, de que no le pase nada. Éramos muy pequeñas cuando nos quedamos solas, yo tenía cinco años y ella tres. No fue fácil, porque sos niña y necesitás a tus padres.

Cuando mi madre volvió yo ya tenía como nueve años, prácticamente la volví a conocer, y no había confianza para decirle, ‘mirá me siento así, me pasa esto’, ni con mi madre ni con nadie, porque obviamente tampoco tenía confianza con las personas con que estaba, entonces aprendí a reservármelo, a quedarme callada. Y también me hice muy tímida, porque hay cosas que una quiere decir pero no ve la manera o teme a la respuesta.

En España su padre trabajó cosechando naranjas y su madre, durante la semana, en una empresa y los fines de semana, lavando platos. Las niñas se quedaron al cuiddo de su tío abuelo y otros parientes.

- Volvamos al presente. Como miss, ¿necesitas mucha ropa?

- La ropa siempre es una preocupación. El problema es que te critican porque repetís un vestido. Pero bueno, mis padres no son ricos como para que yo pueda tener 200 vestidos. Por suerte nos dan uniformes y tenemos premios. Hay que ser creativa, por ejemplo, ponerte una falda con una blusa básica siempre queda elegante, o con un pantalón de vestir.

- ¿Cómo te gusta vestir?

- Me inclino por la ropa deportiva. Me siento más relajada, hago tranquila las cosas y me siento mejor sin maquillaje, no producida.

- ¿Te duelen los pies con los tacos?

- Me acostumbré porque desde los nueve años paso clases aquí (en Promociones Gloria). Obviamente llega un momento en que te cansás, te duelen los pies, la espalda. Yo tengo un desvío de columna de nacimiento. Pero como todo trabajo requiere un sacrificio.

- ¿Para ser miss se necesita mucho dinero?

- No, al contrario, yo siempre pensé que iba a entrar al Miss Santa Cruz, pero no pensé que iba a ser tan joven. Me considero una adolescente y mis padres no son ricos. Hay gente que está muy equivocada, piensa que todo es plata. Aquí te piden una cantidad de vestuario que tampoco es cosa del otro mundo, pero a veces no lo tenés y hay que buscar la forma de comprarlo. Eso sí, los vestidos de gala son muy caros. Por suerte siempre tuve trabajo como modelo, así que pude pagarlos.

Alexia pagó su vestido para el concurso Miss Bolivia con un trabajo que hizo en la Feria de Cochabamba. El vestido le costó $us 2.000.

- ¿Cuál es tu religión?

- Voy a una iglesia Cristiana Bautista con mi madre y mi hermana desde bastante tiempo. A veces es difícil discernir las cosas que pasan, aquí son más frías podríamos decir, pero mientras uno sepa lo que está haciendo no hay problema.

Su madre manifiesta que vive esforzándose para equilibrar su vida y la de su hija. Admite que el mundo en el que ella está tiene sus riesgos. “Hay drogas, dinero, alcohol, poder”, pero confía en la fuerza de Alexia.

- ¿En tu iglesia están de acuerdo con los concursos de belleza?

- La verdad es que ellos nunca me han dicho nada. No se meten en la vida privada. Pertenezco a una célula donde mi líder me dijo que si yo estoy aquí es porque Dios me puso para algo, así que espero hacer lo que Dios quiere que yo haga acá. Tal vez sea trabajar, aportar al país, ayudar a alguna persona o encontrar un espacio para mí.



PREFERENCIAS. Las películas que le marcaron son Avatar y La vida es bella





































- ¿Rezas cada día?

- Yo le digo a Dios lo que siento en ese momento y al día siguiente lo que siento ese otro día, no repito una oración de memoria

- ¿Tienes algún objeto especial con el que sales siempre?

- No, con lo único que siempre salgo es con mi celular, pero ni amuletos ni cosas así.

- ¿Cuál es tu proyecto de vida?

- Salir profesional, comenzar de abajo y luego de adquirir experiencia hacer mi propio negocio, para dar trabajo a otras personas. Luego me gustaría casarme, tener hijos, una familia estable.

- Recientemente te separaste de tu novio, con el que estuviste más de tres años

- Ah, las cosas a veces no se dan, como recién ha pasado, no sé qué podrá pasar. Hubo un mal entendido, pero bueno...

- ¿Crées que haya influido tu vida actual?

- Ahora yo tengo más responsabilidades que antes y tengo que cumplirlas antes que mis cosas personales, primero tengo que cumplir mi trabajo, entonces yo creo que hubo un malentendido. Por lo menos por ahora estoy sola.

- ¿Tienes miedo a la vejez?

- Creo que sí, más aún así en el ámbito en que estamos nosotros.

- ¿A qué temías cuando eras niña?

- A la oscuridad y a lo desconocido. Ahora temo a la soledad. Mi familia es lo más importante, tengo amigos, pero así como hubo algunos que me apoyaron hubo muchos que no me apoyaron.

- ¿Qué dices sobre la virginidad?

- Lo correcto, tanto para mujeres y hombres, es mantenerse vírgenes hasta el matrimonio.

- ¿Qué opinas sobre las drogas?

- Estoy en contra de las drogas, pero no juzgo a las personas que las consumen. Son malas. Nunca las he probado. Tuve la oportunidad de probarlas y tuve miedo.

- ¿Cómo ves a Bolivia?

- Hay problemas económicos. No termino de entender quién es el culpable. Hay gente que juzga mucho al presidente; yo creo que hay que admirarlo, porque de ser un indígena ahora está en ese cargo.

- ¿Qué extrañas de tu vida anterior, de cuando no eras miss?

- Extraño no poder salir de chinelas a tomar un helado, tengo siempre que estar bien arreglada, sonreír, porque todos están atentos a mí.

Una familia de talentos
El mayor patrimonio que tiene la familia Viruez Píctor es el talento de sus hijos. Su madre, Aida, muestra las coronas de Miss Santa Cruz y de Miss Bolivia de Alexia. También enseña los trofeos de campeón nacional de tenis que ganó Marco André, su hijo menor. Exhibe orgullosa los calzados especiales que usa su hija María José para bailar jazz, “porque es bailarina desde que era niña”. Lo hace en la sencillez de su hogar, un departamento alquilado y pequeño donde se acomodan con orden.

“La que mejor sobrellevó las cosas fue Alexia”, explica su madre al relatar que hace siete años sufrieron el robo de una tienda de ropa que tenían en el centro y que era su fuente de ingresos. “Cuando llegamos no encontramos nada”, recuerda. La pérdida los obligó a deshacerse de su casa que pagaban a crédito y a vender sus cosas.

“Esta es nuestra realidad, somos como muchas otras familias que viven en la ciudad, trabajamos todo el día, y nos esforzamos para salir adelante”, manifiesta Aida, una mujer morena y alta de 36 años.

La noche ya cayó, los otros miembros de su familia comienzan a llegar y ella se apresta a preparar la cena.

Alegría. Alexia, el día que salió bachiller, acompañada de su papá, Marco Antonio Viruez



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