MINI ADULTAS | EN ESTOS CONCURSOS LAS NIÑAS SON MAQUILLADAS, PEINADAS Y VESTIDAS COMO PEQUEÑAS MUJERES.
Glitz, semiglitz, o naturales, los concursos de belleza infantiles son una de las atracciones más populares sobre todo en los Estados Unidos, aunque no solamente allí. Otros países, incluyendo a Bolivia, tienen a niñas (y también niños) concursando para ganar premios por quién es la más linda, la más fotogénica, la mejor vestida, la de mejor sonrisa, la más simpática, etc. Los premios varían, pueden ir desde juguetes hasta dinero, con la consabida banda y corona, generalmente demasiado grandes para las pequeñas cabecitas de sus ganadoras cuyas edades están entre los 6 meses a los 12 años. Existe otra generalidad en estos concursos, aunque existen honradas excepciones: la mayoría de las madres de las concursantes están muy lejos de ser ideales de belleza. "Muchas veces los padres tratan de prolongar sus deseos a través de sus hijos. Proyectan sus propias necesidades en los niños, sin darse cuenta de que lo hacen por ellos, no por lo que piense su hijo", asegura Lucia Gilbert, psicóloga y especialista en temas de la mujer. Es como si estas mujeres quisieran compensar con las dotes de sus hijas, lo que hace mucho les falta a ellas. Y para que sus retoñas ganen muchas de estas madres llegan a los extremos, como aquella que a cambio de dulces le depila las cejas con cera caliente a su hija de tres años o la otra que le inyecta botox en la frente a su pequeña de seis.
Bronceados artificiales, extensiones de cabello, prótesis dentales, tacos altos, uñas pintadas y kilos de maquillaje… las que se inscriben a los concursos son niñas y las que, con todo el arsenal con las que se las produce, modelan y concursan son pequeñas adultas hipersexualizadas, según opinan los expertos, y un regalo en vitrina para los pedófilos, dicen los más duros detractores de estos certámenes. La muerte de JonBenet Ramsey (reina de belleza infantil encontrada estrangulada y violada en el sótano de su casa), develó un mundo mucho más oscuro detrás de las pasarelas.
FRANCIA DICE ALTO
El Senado francés ha decidido prohibir los concursos de belleza para niñas menores de 16 años, con miras a prevenir lo que un informe parlamentario llamó "hiper-sexualización" de las niñas. El texto aún debe ser aprobado en los mismos términos por la Asamblea Nacional para entrar en vigor definitivamente, pero no se tiene duda de que será afirmativo. La iniciativa del Senado francés recibió por aplastante mayoría (146 votos contra uno) el apoyo de la Cámara alta del Parlamento.
Según la propuesta del Senado, los organizadores de los concursos de belleza podrían enfrentar dos años de prisión y a una multa de 30.000 euros (40.000 dólares).
Ya en 2010, un informe de la Asociación Estadounidense de Psicología advirtió que esas competencias " dan a la apariencia una gran prioridad" y pueden llevar a los niños a sufrir trastornos mentales. Se ha demostrado que las niñas que participaban en estos concursos, una vez entradas en la madurez, desarrollaban problemas psicológicos. Algunas ex misses infantiles aseguran haber llegado a su madurez con traumas.
Según el libro “La niña en mí”, a estas niñas se les roba la infancia. “Son convertidas en objetos eróticos. Se les enseña a actuar como objetos sexuales, a gustar a otros", asegura su autora, la psiquiatra Emily Hancock. Muchos afirman que “estos concursos explotan a las niñas, algunas tienen apenas tres o cuatro años y están con maquillaje, tacones altos y bronceados falsos”, pero las cifras de audiencia que reciben son enormes, tal como demuestra el rating del reallity show "Toddlers and Tiaras" (Niños pequeños y tiaras) en la cadena TLC.
Es tal el éxito que "Honey Boo Boo", como se apoda a Alana Thompson, de siete años, descubierta en uno de estos programas, se ha convertido en una estrella nacional y tiene un programa sólo para ella donde se narra el día a día de su vida y la de sus padres y hermanos, una familia campesina de Estados Unidos. Es tal el boom de “Honey Boo Boo” que la emisión de uno de sus capítulos desplazó a uno de los debates presidenciales de Obama en su carrera electoral. Y eso que el show de la pequeña Alana no es gran cosa, pero la frivolidad parece ganarle la carrera a otros asuntos más importantes.
NADA DE JUEGOS
La decisión de Francia ha llevado a que la cadena CNN pregunte en su página de Facebook si los televidentes consideran que también deberían prohibirse estos concursos en Estados Unidos.
Sin duda el tema se ha puesto candente dado que hay muchos intereses de por medio en estos concursos. En Estados Unidos unas 250.000 niñas participan anualmente en 5.000 de estas competiciones, que generan 5.000 millones de dólares, según las estimaciones publicadas en la prensa norteamericana. Pero estas cifras se quedan cortas si se toma en cuenta lo que ganan los auspiciadores, las tiendas de ropa, de maquillaje, los salones de belleza, etc. Un vestido para un concurso glitz puede oscilar entre los 400 y los 4.000 dólares y hasta más. Cada niña debe presentarse con al menos tres tenidas por concurso. Y muchas veces se incluye el traje de baño donde las pequeñas lucen bronceados artificiales a costos que no se miden solo en billetes.
EN PASARELA
Sin embargo en el otro lado de la moneda, hay quienes aseguran que los concursos ayudan a aumentar la autoestima de las niñas tímidas. Algunos concursos no permiten maquillaje ni peinados sofisticados, pero no son la mayoría ni mucho menos.
Existen las categorías Baby Queen (niños menores de un año), Tiny Queen (niños entre 1 y tres años), Pee-wees Queen (niños entre 4 y seis años) y por último pasan a las categorías superiores hechas ya unas profesionales en el mundo de la pasarela. De hecho, las grandes empresas de publicidad mandan a sus caza-talentos a estos concursos para lograr encontrar la imagen que de cara al futuro, representará a las multinacionales.
Mientras los principales campeonatos de misses adultas siguen siendo un gran negocio que mueve millones de dólares al año, la red de competiciones infantiles es su versión a escala más chica, aunque los jueces son tan estrictos como en los concursos de adultos. A los menores de un año les perdonan el atuendo, pero de ahí para arriba son implacables. Si las niñas concurren en la modalidad de talentos han de demostrarlo frente a la audiencia y no hay timidez que valga.
Los concursos son tomados como una oportunidad para los padres que quieren lanzar a sus hijos a la publicidad, y las voces a favor aseguran que estas competiciones son un ejercicio más en la formación de un niño. Los que participan en ellos aprenden dos cosas fundamentales: confianza en sí mismos y capacidad verbal, lo que resulta básico en el aprendizaje, especialmente si luego aspiran a ocupar profesiones que les obliguen a tratar con el público.
EN BOLIVIA
En nuestro país el artículo 118 del proyecto de reformulación del Código de la Niñez y Adolescencia tipifica como forma de violencia a todo acto de erotización y exacerbación sexual de niños y adolescentes. La propuesta es impulsada por organizaciones que defienden los derechos de la niñez, como la Asociación Cuna, Plataforma Juvenil y Psinergia. “De aprobarse el proyecto de modificación del Código se prohibirá cualquier forma de erotización de niños y adolescentes, en especial los concursos de belleza infantil, ya sea que estén organizados por una institución o en los colegios”, ha explicado Marynés Salazar, directora de Psinergia.
Salazar añadió que en la propuesta también se exige a los medios de comunicación, sobre todo televisivos, tengan autorregulación de contenidos eróticos en cuidado del público infanti.
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