Era una jipi, no usaba tacones, jamás de había depilado las cejas, su cabellera aún no se había dejado seducir por los tintes. Era una piedra en bruto (como ella misma se define). Aun así, Elke Groterhorst Pacheco no pasó desapercibida para Gloria de Limpias, que la invitó a participar en el Miss Santa Cruz en 1996 y en el Miss Internacional, cuando apenas tenía 18 años.
Desapareció por mucho tiempo y volvió a Bolivia, su tierra natal, como encargada del área financiera del Fondo Financiero para el Desarrollo de los Países de la Cuenca del Plata (Fonplata).
Hoy, la hermosa mujer de 35 años, 1,72 de estatura, economista graduada en Brasil con maestría en Desarrollo Internacional en la universidad Johns Hopkins de Washington DC, tiene en sus manos la evaluación de riesgos e inversiones de la organización.
Antes de su retorno, vivió en Brasil, donde trabajó en City Bank; luego se fue a Alemania, para desempeñarse por un año en la casa matriz del Dresdner Bank. Se quedó en Europa siete años, pero se dio cuenta de que tenía algo pendiente. “Me sentía como Pacman comiendo moneditas, era una linda experiencia, pero me di cuenta del costo de solo venir una vez al año a
Bolivia para estar con mi familia. No era lo que había proyectado para mi desarrollo, lo que quería era contribuir a Bolivia. La mayoría critica, cree que vivir en el exterior es mejor, pero aquí hay calidad de vida, además, cuando uno no está satisfecho hace un cambio”.
Su amor por Bolivia no le impide ver una realidad. “Falta el sentido de ciudadanía y comunidad, a la gente le importa un pepino su ciudad.
Llevo días tratando de empadronarme, en cualquier otro lugar del mundo se facilita eso y en países como Alemania y Estados Unidos el voto no es obligatorio. Sin embargo, si yo dijera que no vengo a Bolivia por los problemas que hay, significaría que perdí la fe en mi país y qué ejemplo le doy a mi familia. Hay que aportar, yo por ejemplo no doy coimas”.
Como actividad adicional, Elke hace triatlón, entrena cuatro días a la semana durante dos horas y media e intensificará la rutina con miras a su primera maratón en Punta del Este en septiembre.
En cuanto a los reinados, le dejaron una herencia. “Mucha gente vive su sueño en estos concursos. La belleza nunca fue importante, pero aprendí a sacar el lado femenino que tenía enterrado”. Y sobre recorrer mundo, tuvo la mejor lección, “uno juzga menos y valora las diferencias”
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