jueves, 20 de mayo de 2010

Un certamen de belleza sin el glamour de un acontecimiento para festejar el Bicentenario

A las 21:15 horas del martes eran dos las candidatas presentes en los camerinos del salón Avanti en el Hotel La Colonia, lugar donde se realizó la elección de Miss Cochabamba Bicentenario 2010, entre luces de colores y barras bravas, las dos candidatas más puntuales Marcela Palacios y Darlin Rojas nerviosas pese a ya tener experiencia en las pasarelas, se acicalaron junto a sus maquilladores que se encargaban de los retoques finales.
Las demás candidatas llegaron al promediar las diez de la noche, vistiéndose apresuradas los trajes con los que iniciarían el show, reclamaban ante la imposibilidad de contar con auxiliares, de todas maneras pese a esta restricción algunas sí tuvieron maquilladores, varios de los cuales, no pudieron ingresar al lugar donde se alistaban las candidatas debido a la seguridad e instrucciones de Ana Candia, coordinadora y productora de Unitel, cumplidas por el personal de seguridad privada y colaboradores acreditados que se encargaron del orden y las reglas impuestas por la organizadora del evento, Nancy Aguilar, quien con un trato torpe se dirigía a las candidatas afanadas en su arreglo personal, mientras colaboradores de seguridad estratégicamente distribuidos en el salón de eventos tuvieron algunos contratiempos con canales de televisión no autorizados para grabar el acontecimiento tan esperado.
El ingreso de las candidatas se dividió en tres partes, traje típico que fue una estilización del traje de la chola valluna cochabambina, el cual constaba de una corta blusa blanca con manga larga y una manta con bordados plateados utilizada como falda. Este atuendo enfatizó la figura de las jóvenes candidatas que ingresaron agitando pañuelos en un cuadro que representaba una extraña fusión entre cueca y música electrónica.
Con coreografía igualmente elaborada, se dio paso al segundo ingreso de las postulantes, con traje de baño en color azul turquesa con detalles en color plata, demostrando sus habilidades en las pasarelas, muy sonrientes y altivas saludaron al público y a los jurados, quienes dieron pie a la puntuación pendiente, la destreza para lucir los vestidos de gala, donde resaltó el brillo, color y movimiento de los trajes especialmente diseñados.
Acompañando estas emociones y nervios del público, se presentaron cuerpos de baile con distintas coreografías y grupos musicales reconocidos como Etiqueta Negra, Amaru, Voltaje, quienes con pocas canciones en base a pistas pregrabadas alegraron la noche de los asistentes que esperaban ansiosos tener los resultados finales.
Miss “conflictos y desacuerdos”
Al quedar como finalistas: Carla Irazoque, Magnamara Segundo, Jenaide Ascui, Marcela Palacios como Miss Valle Bicentenario, Darlin Rojas como Señorita Cochabamba Bicentenario y Paola Maita como Miss Cochabamba Bicentenario, surgieron desacuerdos de los familiares, quienes en primera instancia se dirigieron a reclamar los resultados a la organizadora del evento, familiares de Adriana Quispe quien se fue a sentar lejos de los camerinos mostrando desilusión y molestia.
Luego de dar resultados los jurados se retiraron de la mesa y la agresividad dio paso a malos tratos, empujones que desembocaron en llanto de la actual Miss Bolivia Noemí Peltier quien argumentó que esos hechos eran “falta de respeto a las concursantes” de un certamen reconocido como del Bicentenario cochabambino.
Peltier manifestó que hubo un empate que se verificó y solucionó con la Notaria de Fe Pública, Sin embargo, sin explicar cómo fue el procedimiento y sin posibilidades de aclarar nada, Además la ausencia de la Notaria acrecentó el comentario que “los resultados cambiaron misteriosamente”.
En el mismo camerino donde inicialmente todas las candidatas experimentaban nervios y emociones, la mamá de la actual Miss Valle entró molesta a reclamar el injusto resultado, sin responder, Aguilar salió resguardada por personal de seguridad.
Momento después, cuando las disconformidades representadas en llanto, enojo y actitudes impulsivas parecían haber llegado a su fin, la ex chica premier, Marcela Palacios, desbordó en llanto por comentarios y severas observaciones de su madre; inmediatamente se sacó la corona y la banda en forma de protesta, los tiró al piso, con espasmódicos reclamos, manifestaba que no concursará en el certamen nacional de belleza, ante estos comentarios y mediada por la desesperación, la madre puso nuevamente la corona en la cabeza de Marcela y varias de sus amistades ayudaron a que la situación calme.
Por su lado, Nancy Aguilar aclaró que desconocía cualquier muestra de agresividad, porque se encontraba en ajetreos, asumiendo su rol de organizadora y encontrándose detrás del escenario “No he visto nada de lo que ha pasado aquí adelante”, pero de todas maneras considera que como en otros certámenes existieron pros y contras, ya que es “difícil conformar a toda la gente”. Comentando anécdotas pasadas como el de Jimena Rico Toro en el año 2000 insistiendo en que los resultados se ven después, en la elección de Miss Bolivia.
La noche culminó con felicitaciones y desánimos, al salir del lugar, pasada la una de la madrugada, los comentarios y abucheos fueron manifestados como es usual en centros de concurrencia masiva. Entre enojos y humor los asistentes a este evento expresaban sus percepciones del certamen.







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